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Hoy te recordé viendo el amanecer, y entendí lo afortunado que fui, porque cada madrugada me regalaba las constelaciones en tu espalda y, al terminar de mirarlas, en tu sonrisa comenzaba cada mañana...
Aún la melancolía me arropa. Aún su recuerdo me persigue. Aún espero cada mañana el café. El café que en sus ojos encontraba. Aún sigo esperando... ...Aunque sé que no va a volver. Porque a partir de ahora nuestros caminos a un océano de distancia estarán y perdimos lo nuestro por tanta necedad. Y aún espero el café... que el sueño me quitaba y me hacía soñar.
Demasiadas nubes en el horizonte impiden que el camino se vea con claridad y hace mucho más difícil los pasos del explorador encontrar. Imposible saber  si se acerca una montaña o roca que le hará caer, pero mantiene la esperanza de volver a encontrar la nave que lo hará zarpar en busqueda de la luna indicada que lo acompañe en las noches y en cada madrugada. 
“Porque amar significa renunciar a la fuerza”. – Milan Kundera, La insoportable levedad del ser. En mi experiencia, al amar, renunciamos a la fuerza porque dejamos de pensar en una sola persona, nos convertimos en seres capaces de pensar por dos, lo que, en cierta manera nos hace vulnerables. Nuestros esfuerzos dejan de ser por protegernos a nosotros mismos y pasan a ser por darle seguridad y protección a aquella persona. Quizá esta frase nos dice que “amar nos hace débiles” algo de razón tendrá. Temores, inseguridades, decepciones, recuerdos y más, son experiencias que nos hacen más débiles, que nos llevan y convierten en personas que desconocemos, actuamos de manera que nunca pensamos y reaccionamos como nunca quisimos reaccionar, porque “los amores son como los imperios: cuando desaparece la idea sobre la cual han sido construidos, perecen ellos también”, y nunca estamos preparados para ello. Pero, el amor no es sólo mostrar debilidad, al amar nos volvemos personas fue...
Quiero desaparecer todos tus demonios y que conmigo encuentres paz, quiero que tu cabello se enrede en mis manos y que tu vida sea mi compás. Quiero que encuentres la estabilidad y tus días de poemas llenar, conocer todo tu universo y tus lunares todas las noches contar. Quiero que coincidamos en esta vida, y en otras más.
No nos dimos cuenta de lo que significábamos, las estrellas nos acompañaban cuando nos mirábamos y los amaneceres perfeccionaban la noche en la que antes nos acariciábamos. Y no lo notamos pero, encajaban perfecto las puntas de mis dedos con las lineas de tus manos, lo punzante de tus clavículas con el grosor de mis labios Y puedo escribir mil versos con la magia que al universo aportábamos, pero nos dejamos llevar por la tormenta y ahora cuesta encontrarnos.
Si pudieras verme navegando en este universo tratando de encontrarte entre tantos planetas desorbitados sin una luz que me señale donde podría buscarte. La luz se apagó y no me mostró como saber dónde estás entre tanta oscuridad.