“Porque amar significa renunciar a la fuerza”.
– Milan Kundera, La insoportable levedad del ser.
En mi experiencia, al amar, renunciamos a la
fuerza porque dejamos de pensar en una sola persona, nos convertimos en seres
capaces de pensar por dos, lo que, en cierta manera nos hace vulnerables.
Nuestros esfuerzos dejan de ser por protegernos a nosotros mismos y pasan a ser
por darle seguridad y protección a aquella persona. Quizá esta frase nos dice
que “amar nos hace débiles” algo de razón tendrá.
Temores, inseguridades, decepciones, recuerdos
y más, son experiencias que nos hacen más débiles, que nos llevan y convierten
en personas que desconocemos, actuamos de manera que nunca pensamos y
reaccionamos como nunca quisimos reaccionar, porque “los amores son como los imperios: cuando desaparece la idea sobre la
cual han sido construidos, perecen ellos también”, y nunca estamos
preparados para ello.
Pero, el amor no es sólo mostrar debilidad, al
amar nos volvemos personas fuertes en otros aspectos, al amar nos convertimos
en personas nuevas y, puede que, por esa razón, aún después de tantos fracasos
siempre volvemos al mismo lugar, siempre queremos volver a sentir eso que
sentimos al enamorarnos. Porque eso es parte de la vida y nada mejor que
sentirse vivo.
Existe un conocido mito denominado El banquete de Platón, que dice: "los humanos eran antes hermafroditas y
Dios los dividió en dos mitades que desde entonces vagan por el mundo y se
buscan. El amor es el deseo de encontrar a la mitad perdida de nosotros
mismos”.
He llegado a la conclusión de que el amor no
es más que: la insoportable necesidad de encontrar aquella mitad perdida que es
capaz de, entre toda debilidad, hacernos sentir más fuertes.
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